Blog de Espiritualidad Teresiano
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Basílica menor de Nuestra Señora de las Misericordias

Se ha vuelto lugar común, afirmar que Monseñor Builes fue un ser humano fuera de serie, polifacético, de esos que una nación produce uno por siglo. Entre todas las facetas que mostró en su vida de ser humano, de cristiano, de sacerdote y de obispo, indudablemente el que refleja todo el brillo de su personalidad, fue el SER CATEQUISTA. Esa fue su misión.

Las personas altamente eficaces y eficientes como él, siempre trabajan por PRIORIDADES. Su prioridad número uno fue evangelizar, catequizar. Sus fundaciones además fueron ideadas para el mismo fin.

“La misión de la Iglesia es Evangelizar”, proclamó San Pablo VI en la Evangelii nuntiandi. Y la Catequesis es sembrar y profundizar semilla de Evangelio. Esa fue la tarea de este gran Pastor. Tal vez la mejor definición de catequesis la ofreció el Padre Jacques Audinet, Director del Instituto Superior de Catequesis de la Universidad católica de París: “La Catequesis es el esclarecimiento de la vida, a la luz del Evangelio”.

La vida del Venerable, fue una catequesis viviente, porque irradiaba el Evangelio, que es la Persona misma de Jesucristo. Esclarecía su vida y la de sus feligreses siempre a la luz del faro del Evangelio. Así enseñaba a los fieles de la parroquia de Toledo en 1926: “La doctrina cristiana que se aprende en el catecismo, es la ciencia de Dios y por lo mismo es la ciencia del cielo, para aprender el único y verdadero negocio que es el de la salvación eterna. Por eso, el estudio del catecismo no es sólo para los niños, como si el cielo no fuera para todos”.

También en 1926, le decía a la comunidad de Ebéjico: “Creemos que las miserias espirituales, tienen su buena parte en la falta de Doctrina cristiana, porque se crece sin conocer a Dios. La doctrina cristiana es PAN DEL ALMA y no es menos importante que el pan material, que los padres deben dar a sus hijos”. ¡Qué actualidad tienen estas enseñanzas en el mundo de hoy!

Entre todo el legado escrito que nos dejó, se destaca el acervo de los tres tomos de actas de visita a las parroquias e instituciones de su diócesis de Santa Rosa de Osos. Vamos a bucear en ese océano, que no es otra cosa que una enorme Catequesis. Sin proponérselo, allí nos dejó todo un tratado de Catequética y de Catequesis, para desterrar la ignorancia religiosa, que no ha perdido su vigencia. Allí encontramos los componentes fundamentales de la Catequesis:

 

El contenido.

A los fieles de la parroquia del Tigre en 1944 y a los del Cedro en 1945 les decía:

“Cuando haya mucho conocimiento de Dios, habrá más santidad de vida, porque la ignorancia religiosa y el no conocer a Dios, es lo que tiene al mundo invertido y en trance de perecer”.

Así le advertía a la parroquia de San Andrés en 1926: “Guardaos de propagar el veneno en las almas, que dan las malas lecturas. Tarde o temprano la maldición divina se hará sentir. Propáguese el precioso libro, que se llama el Catecismo que todos deben estudiar. Los hijos no son animalitos sino seres racionales y por lo tanto no se les debe atender sólo lo material sino también lo espiritual, en la educación del espíritu, tarea específica de los padres de familia”.

En la mayoría de las actas insiste en las bases del conocimiento de la vida cristiana: el Credo (el dogma), los Mandamientos (la Moral), los Sacramentos, (la vida litúrgica), la oración (el padrenuestro, el ave María, la salve). No pasan de moda y siguen siendo el bagaje necesario para todo genuino discípulo de Jesús, caminante hacia la resurrección.

En la parroquia de Santa Rita en el año de 1945, había un feligrés de esos que se jactan de ser “ateos”, que les decía a los que iban a escuchar las catequesis del Señor Obispo en la visita pastoral: “no vayan a escuchar bobadas”. Lo supo el Señor Obispo y dejó consignado en el acta de visita: “¿Bobadas, la Palabra de Dios que resuena hasta los últimos confines de la tierra, de la que enseña el mismo Jesús: ¿no sólo de pan vive el hombre, sino de toda Palabra que sale de la boca de Dios? ¿Bobadas, la Palabra que creó todo el universo, la que curó y enseñó en todos los pueblos de Galilea? Lo que sí es cierto es que la ignorancia religiosa es el principal de los males”.

Habría que añadir el refrán tan diciente: “La ignorancia es atrevida”. Les recomendaba a los fieles de Angostura en 1947: “La congregación de la Doctrina Cristiana debe difundir la actividad desde el centro y hasta los confines de la parroquia para extender el Reino de Dios por el conocimiento de las verdades y el ejercicio de la vida cristiana”.

 

Los agentes.

Adelantándose al Concilio Vaticano II, insiste en que todos tenemos que ser catequistas, educadores de la fe. En 1926 decía a la comunidad de Toledo: “Hay mucha ignorancia religiosa, ¿cómo podrán amar a Dios si no lo conocen, si no estudian el catecismo? Riegue el Señor Cura los campos de catecismos, que es regar luceros en el cielo oscuro. Funde centros de catequesis en las casas, tanto del campo como del pueblo, para que primero los padres de familia, lleven a la práctica la obra de misericordia, que tanto agrada a Dios: enseñar al que no sabe”.

A través de todas las actas aparecen como en escala los responsables directos de la educación de la fe en la catequesis:

  • La familia: papá, mamá, hermanos(as) mayores, tíos(as), abuelos(as)
  • Insistencia de que en cada hogar debe haber un ejemplar del Catecismo católico, como el libro más importante de la pequeña biblioteca familiar.
  • Catequistas formados en la escuela parroquial de cada parroquia, especialmente para el catecismo dominical.
  • La Acción Católica con todos sus líderes
  • Escuelas radiofónicas (especialmente en los campos) de ACPO: Acción cultural popular (gran herramienta de la Iglesia por más de 20 años en Colombia: enseñanza por radio).
  • Los educadores en cada establecimiento de educación
  • Las misiones parroquiales
  • El más importante: el párroco y los sacerdotes en la homilía dominical y en los retiros espirituales y sobre todo, lo afirma en muchas actas, en la confesión y aún en las conversaciones privadas y amistosas.

 

Pbro. Alberto Pérez Medina
Diócesis de Santa Rosa de Osos.

 

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