Blog de Espiritualidad Teresiano
Artículos de interés general de la provincia y en su mayoría sacados de la Publicación "Acontecer Provincial"
Santa Teresita del Niño Jesús

Al leer atentamente algunos apartes del diario del Venerable Fundador:  Mons. Miguel Ángel Builes G. me encontré con esta narrativa, que me pareció interesante compartirla con ocasión de los cincuenta años de su partida a la casa del Padre...

8 de septiembre de 1965 ¡Qué dicha! Converso muy sabroso con mi Madre del Cielo, celebrándole su nacimiento y cantándole sus glorias en este que es el día final de mis 76 años, preparándome así para empezar mañana 9, cuando cumplo mis 77 años de edad, comenzando el año 78 de mi vida.  A las 9.30 am salimos en tren para ir a Lourdes.  Ofrecí el larguísimo viaje, pues casi llegamos a Marsella, pasándonos de Toulouse, lugar de cambio de trenes y regresando a Toulouse, de donde ya avanzada la tarde tomamos la Vía Lourdes, a donde tuvimos la dicha de llegar a eso de las 7.30 de la noche.  No bien bajamos del tren llevé mi corazón a la gruta, me postré en espíritu con Bernardita y con mis dos hijitas y me le entregué del todo a mi dulce reina Inmaculada, Dueña de todas mis obras y le juré mi eterno amor rogándole que me lavara ella misma de mis iniquidades cometidas durante mis 76 años de vida que terminaban esta misma noche y me envolviera como a un chiquito en los pañales purísimos de su Niño de Belén y me alcanzara la santidad a mí primero y a mis hijitos también, los escogidos, y luego a todas las almas que el cielo me tiene encomendadas.  Ya en el carro que nos condujo al Hotel S. Thoma entoné el rezo de la salve con el Sr. Obispo Carranza, su secretario y el P. Arias, como nuestro saludo filial y amoroso a tan dulce Madre.  Nos recibieron las hermanas del Hotel S. Thoma como viejos huéspedes.  Después de la comida, se fueron todos los Obispos y padres, huéspedes para asistirá la gran procesión de luces, pero yo con inmenso dolor y llorando en mis adentros, hube de quedarme, ante la llovizna que se cernía a gotas suaves pero que era un peligro para mi salud.  Pero otra vez saludé a distancia, y abracé y besé enamorado los blanquísimos pies de mi adorada y querida Reina.  A las 10.00 pm empezaron a regresar los que honraron personalmente a la Virgen y yo busqué mi lecho de descanso en donde me di del todo a la Augusta Trinidad, mi Madre querida y a mis santos Patronos y abogados, con quienes a las 2 de la mañana entregué al Señor y a mi dulce Madre mis 77 años de vida y los puse en sus manos, a esa hora precisa del 9 de septiembre y quedaron lavadas mis iniquidades de los 77 vividos, envuelto en el manto de mi Madre y reina y ardido en el fuego de su corazón le entregué la nueva etapa de mi vida lleno de filial amor”.

El tiempo pasa y este “loco del Ave María”, ha dejado una profunda huella de hacer de María Inmaculada la compañera en la misión,  la vida del Fundador, fue de entrega absoluta a Dios y servicio a la Iglesia y eso quiso inculcar a sus hijos, y se preocupó por que sus hijos también hicieran de la Primera Misionera, la compañera de camino, pues Ella marca el camino del verdadero discípulo misionero que está a la Escucha de la Palabra, para poder así salir a comunicarla a los grupos humanos donde se es enviado.  Pues no hay un camino ya establecido, el documento de Aparecida afirma que la renovación pastoral 

profunda es necesaria para: confirmar, renovar y revitalizar la novedad del Evangelio arraigada en nuestra historia, desde un encuentro personal y comunitario con Jesucristo, que suscite discípulos misioneros.  Y apertura sinodal, que implica vivir en interrelación con los otros, porque “Dios nos atrae tomando en cuenta la compleja trama de relaciones interpersonales que comporta la vida en una comunidad humana” (EG113).  Nos pide caminar juntos, asumiendo responsabilidades eclesiales, principalmente en el ámbito de la misión, donde cada bautizado, cualquiera que sea su función en la Iglesia y el grado de instrucción de su fe, es un sujeto activo de evangelización”. (EG120).

Hna. Betty Sofía Bermúdez M.  M.T


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