¡Alegrémonos! Cristo ha resucitado y está vivo entre nosotras Misioneras Teresitas, que motivadas por la Madre General nos dispusimos en muchos lugares de la geografía colombiana y donde fuimos invitadas por los sacerdotes a compartir la Buena Nueva, con comunidades cristianas sencillas, desde la Guajira, pasando por el Huila, el Tolima, Arauca, Mitú y Vaupés, en la Amazonía colombiana, desandamos caminos “callejeando la fe”.
Y nos encontramos con rostros de gentes sencillas, ávidas de escuchar la Buena Noticia y experimentar la presencia de Jesús en el Triduo pascual, constatamos que Jesús sigue muriendo a causa de la violencia y que en muchas regiones la sequía por el fenómeno del Niño, hacía que nos pidieran hiciéramos rogativas para que Dios bendijera los campos con las lluvias tempranas.
Y que la Eucaristía, aunque en muchas comunidades no pueden recibir la comunión por sus situaciones de vida; sin embargo, la viven en el compartir solidario, de un favor en tiempo oportuno, los vecinos llegan con confianza a pedir prestado y ahí no cuenta religión para ayudarse unos a otros, manos que se tienden copartícipes y generosas sacando los proyectos de la Iglesia católica adelante con la donación de cuanto sugiere el sacerdote del lugar.
El viacrucis de tantos hermanos nuestros, que viven en la incertidumbre de la violencia, porque en el momento menos pensado llegan a pedirles abandonen el lugar dándoles 5 horas para desaparecer con sus familias y lo que puedan llevar o en el peor de los casos, morir víctimas de una violencia que parece no querer dar tregua en nuestra querida Patria y en América Latina en general.
Esta es la mejor experiencia de RESURRECCIÓN en una semana santa donde lo litúrgico se expresa en la vida.” La Iglesia en salida es la comunidad de discípulos misioneros que primerean, que se involucran, que acompañan, que fructifican y festejan. “primerear” sepan disculpar este neologismo. La comunidad evangelizadora experimenta que el Señor tomó la iniciativa, la ha primereado en el amor (cf1 Jn 4,10); y, por eso, ella sabe adelantarse, tomar la iniciativa sin miedo, salir al encuentro, buscar a los lejanos y llegar a los cruces de los caminos para invitar a los excluidos. Vive un deseo inagotable de brindar misericordia del Padre y su fuerza difusiva. ¡Atrevámonos un poco más a primerear! Como consecuencia, la Iglesia sabe “involucrarse”, Jesús lavó los pies a sus discípulos.” (E.G.24).
Hna. Betty Sofía Bermúdez M
Misionera de Sta. Teresita.
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