Blog de Espiritualidad Teresiano
Artículos de interés general de la provincia y en su mayoría sacados de la Publicación "Acontecer Provincial"
Jesús y Miguel Ángel Builes

En las cartas Pastorales Jesucristo Rey, el Fundador advierte: 

¡Ah! el ansia infinita de nuestro corazón por el bien, nos manifiesta con harta claridad, que Nuestro Señor, queriendo reinar en nuestro corazón, labró en él un vacío inmenso que sólo Él podía llenar; y así se explica el grito del Doctor de la gracia, San Agustín, que es el grito de la humanidad en su anhelo supremo por el bien[…]. Nos hiciste para Ti, oh Dios mío, e inquieto está nuestro corazón hasta que descanse en Ti.

Y sería imposible que siendo Él el Bien infinito, y habiendo hecho nuestro corazón hambriento de ese mismo Bien, no reinara en nuestro corazón y nuestro corazón pudiera encontrar sin El la felicidad. Sí, Jesús ha querido reinar en el corazón de los hombres, y esto desde  la eternidad.

[…] "Yo te he amado con un amor eterno. Hijo mío, dame tu corazón".12

Dice San Pablo, Jesús es la cabeza de ese mismo cuerpo místico que se llama la humanidad. 

Si la cabeza es el centro de donde parte la vida de los miembros, Jesús es el centro de toda la humanidad. Y como cada latido del corazón repercute al instante mismo en todos los miembros aun los más lejanos del mismo corazón, Jesús, palpitante de amor, palpita sin cesar en todos sus miembros, en todos los corazones.

Por eso Jesús es el centro de todos los corazones. “Así el Corazón de Cristo y el corazón del hombre se convirtieron como en dos cuerdas de un arpa, armoniosamente concertadas para vibrar a la vez”13. 

Oh amor inexplicable de Cristo que “tiene sus delicias en estar con los hijos de los hombres”14 y llama a los que están cargados de penas para aliviarlos. 

Ternura inefable que reclama a la vez los corazones, con aquella frase escrituraria, conmovedora: “Hijo mío, dame tu corazón” (Proverbios 23, 26)…15 (hasta acá el artículo de Hna. Nora G)

Agregando algo más para nuestra reflexión contextualizada, nos bien, interiorizar y contemplar que no basta con las devociones al Corazón de Jesús no se pueden reducir a prácticas exteriores. A nivel de toda la Iglesia desde su teología bíblica, nos lleva a la apertura de mente y corazón para vivir una verdadera espiritualidad: “La entrega del amor”. 

 Vemos algunas implicaciones de la devoción filial al Corazón de Jesús en nuestra espiritualidad como familia MAB:

  1. Toda vocación y misión es el amor. Parte constitutiva de nuestros Institutos y que aún lo expresan nuestras fórmulas de consagración desde el inicio. Esto expresa la forma cómo hemos de vivir nuestro propio carisma y Mons. Builes traza como ley del corazón la necesidad de unión íntima con cristo en el encuentro y búsqueda permanente de “ser otro Cristo”, “Vivir por dentro”.
  2. Una segunda característica de la espiritualidad desde el Corazón de Jesús es la interioridad. Un corazón capaz de conmoverse a la compasión y a la misericordia. Es la necesidad de acercarse más, ir más allá, de adentrarse en el dolor de un costado abierto para ofrecer vida de amor.
  3. El encuentro del corazón humano con el amor divino tiene un efecto transformante. Es aquí donde los místicos hablan de intercambio de corazones. “Mi vivir es Cristo”. Así comprendemos lo que es una identificación y transformación autentica y profunda
  4. En la hora Santa con la cual termina junio de 1934, el Fundador exclama pidiendo para él, y para cada uno de los miembros de sus fundaciones:

Gracias amado mío por el año nuevo que nos das:

bendice a tu siervo, bendice mi clero, bendice mi Seminario de Misiones, bendice mis misioneras,

bendice mi pueblo: a tantos los entro por las puertas de tu amante corazón: tuyos mis pensamientos,

tuyas mis palabras, tuyas mis acciones, tuyo mi cuerpo,

tuya mi alma: ¡te ofrezco mi vida y la de los míos, ¡mis Misioneros y misioneritas, recíbelos Jesús por medio de María!

Si tienes designios sobre mí, dámelos a conocer y ayúdame a cumplirlos hasta conseguir la salvación definitiva de mi alma.

 

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