Nació en Briceño, corregimiento de Yarumal, departamento de Antioquia - Colombia, el 2 de Febrero de 1938. Fueron sus padres Daniel Mazo Mazo y Esther Solina Mejía Vásquez. Fue la cuarta de quince hermanos, siete hombres y ocho mujeres; cuatro de las cuales abrazaron la vida religiosa en diferentes comunidades.
El 4 de Febrero de ese mismo año, ingresó en la Comunidad de “Hermanas Misioneras de Santa Teresita”, animada por seguir a su hermana mayor, quien ya había profesado en dicha Comunidad. Fue su maestra de formación la madre María Lilia Aristizábal Pineda, enfermera profesional; quien se desempeñó después como madre general de la Congregación naciente: AUXILIADORAS DE CRISTO SACERDOTA.
El 13 de junio de 1958 hizo su profesión religiosa. Fue enviada a varios lugares de misión en Colombia y también en el Ecuador. Cuatro años después le diagnosticaron cáncer en la tiroides con metástasis en ganglios y una sentencia de pocos días de vida; pero, gracias a Dios, pudo superarlo, en un lapso de cinco años, sin dejar los cargos antes mencionados.
En 1978 sufrió una fuerte crisis con metástasis en riñón derecho, hígado y pierna izquierda, lo que afectó notablemente su movilidad, especialmente en el lado izquierdo. Vivió cinco meses de hospitalización. Luego un año de tratamiento en la Casa Naturista en Pereira – Colombia. En total fueron tres años y medio, con gran sufrimiento físico, moral y espiritual, según refiere en sus notas. Con el correr del tiempo recibió su sanación, que causó admiración en su Comunidad y en su Familia, pues lo consideraron milagroso.
Trabajó con los pobres y los enfermos en una casa- dispensario que la Comunidad tenía en Bajo Paris barrio marginado de Medellín. Allí misionó cómo enfermera y en un campo abierto de medicinas alternas durante unos 18 años. Luego sirvió en un consultorio en la Casa Madre. Allí atendía, también, a sacerdotes; y por esto pudo conocer sobre la soledad y el sufrimiento de algunos sacerdotes.
A finales de 1985 obtuvo el permiso de su Congregación Misioneras Teresitas, para intentar una entrega por los sacerdotes que padecían dolor y soledad. El 11 de enero de 1986, acompañada por el grupo de jóvenes a las que había invitado a participar en el proyecto, se dirigió a la Casa Cural de San Cristóbal, corregimiento de Medellín; allí las acogió el padre Eloy Vásquez, quien durante años veló por la naciente obra. El 2 de febrero de 1986, con la celebración de la Eucaristía, nació la obra por los sacerdotes necesitados, solos, ancianos, enfermos. Hacia 1991, las autoridades religiosas conceden a la Hermana Blanca Libia una “exclaustración indefinida mientras perdure la causa” y una dependencia directa del Arzobispado de Medellín, y le aconsejan nombrar al padre Francisco Mejía Vargas como asesor de la naciente Comunidad.
En junio de 1994 la Comunidad recibe su reconocimiento oficial en la Arquidiócesis de Medellín como: “ASOCIACIÓN PÚBLICA DE FIELES CATÓLICOS HERMANAS AUXILIADORAS DE CRISTO SACERDOTE”, según Decreto Arzobispal No. 35, firmado por Su Excelencia Reverendísima Monseñor Héctor Rueda Hernández.
Entre el 2001 y el 2006, las Hermanas Auxiliadoras de Cristo Sacerdote se proyectan mas allá de la Arquidiócesis de Medellín y colaboran en otras circunscripciones eclesiásticas del país, sirviendo en sus respectivas casas sacerdotales.
El 8 de diciembre de 2020, en el marco de la Primera Asamblea de la Asociación Pública de Fieles Católicos Hermanas Auxiliadoras de Cristo Sacerdote, la Hna. Blanca Libia es elegida como Superiora General de la Asociación por un período de seis años. Para la fecha, las Hermanas Auxiliadoras de Cristo Sacerdote sirven en el Hogar Sacerdotal San José de la Arquidiócesis de Bucaramanga, en la Casa Sacerdotal San José de la Arquidiócesis de Ibagué; y en las Casas de su propiedad, a saber, Casa Sacerdotal del Rosario Perpetuo, en San Antonio de Prado- Medellín, y Casa Sacerdotal Loma Linda, en Girardota.
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