Rosa María Bermeo Culma Queremos agradecerles cordialmente, nuestra experiencia de misión por primera vez: A Dios y a la Comunidad de Santa Teresita del Niño Jesús, y como coordinadora a la hermana Lorena Mendoza; la cual fue muy enriquecedora a nivel personal  con mi hijo Diego Armando  la  cual cumplimos con mucho compromiso en el desarrollo de la misión, el sacrificio, dejando cosas, tareas para servir a Dios y así dejarnos encontrar por Dios que tanto nos ama, llevando ese amor a los niños, ancianos, familias, enfermos, jóvenes, todos personas llenas de amor, apertura en su corazón y deseos de vivir un verdadero encuentro con el buen Dios que permitió que nosotros lleváramos su enseñanza que es hacer su voluntad y dejarnos amar sin mirar atrás.

Algo nos sorprendió, la gran generosidad de todos los encuentros con los habitantes de Filipinas, de puertas abiertas, deseosos todos de compartir; el amor y la perseverancia de los niños en el cumplimiento de las actividades de cada día y el rezo de las novenas que nos dejaban alegría y gozo hasta la última el día 24 de diciembre que fue de una experiencia representativa del nacimiento de Jesús y muy comprometida.   

Diego Armando. La misión fue agradable, acogedora de gran experiencia para mi propia personalidad, compartí momentos agradables e interesantes, aprendí mucho de ellos, en las visitas que realizamos nos llevamos sorpresas y riquezas espirituales, compartimos la palabra de minutos de amor y haciendo reflexión sobre ella. El amor que estos niños reflejaban hacia mí era de entrega de compromiso diario en las novenas como el señor quiere también eso de mí, ya que compartimos con ellos algunas vivencias de la maternidad de la Virgen María, llevando el precioso Hijo de Dios. 

Dios que permitió que nosotros lleváramos su enseñanza que es hacer su voluntad y dejarnos amar sin mirar atrás.