-Cecilita-, se logró cumplir con enorme satisfacción y de otro lado también nos resultó muy grato el encontrarnos con hermanos que esperaban con agrado nuestra llegada a sus hogares, que incluso reclamaban nuestra presencia teniendo en cuenta que algunas finquitas se encuentran muy retiradas y no siempre alcanzan a ser visitadas por los que llegamos con la intención de ofrecer una palabra de ánimo, una oración y un oído que les permitió incluso desahogarse de sus circunstancias precarias por causa a veces de su soledad, en otras por sus excesivas cargas laborales para lograr subsistir, o por algunas dificultades o diferencias entre los miembros de su familia, en fin, el reflejo de Cristo ávido de la misericordia y la compasión de sus hermanos que siempre nos despidió con un gesto de inmensa gratitud.
Agradezco la oportunidad de ser partícipe de una evangelización que siempre va más allá de un compartir de nuestra fe, porque más que ello nos acerca para encontrarnos como hermanos en Jesucristo, teniéndolo a Él como ejemplo de servicio, de cercanía, de entrega y sacrificio, de gozo, de amor y de triunfo por la verdad, permitiéndonos apreciar la esperanza de nuestra salvación a pesar de nuestras numerosas faltas, pues ante Él solo hemos de reconocernos frágiles pero dispuestos a dejarnos llevar de su mano sin importar las circunstancias. Finalmente, es nuestro compromiso continuar orando por nuestros hermanos de la vereda de Cuba, ejemplo de perseverancia, de unión, de compañerismo, de humildad y sobre todo de interés por mantener vivas las celebraciones propias de la Semana Santa.
Yeni Arango
(LAMITEA en formación)