Pudimos encontrar a Dios en los rostros de muchos de ellos, palpar otra realidad y conocer la manera en la que viven, sobre todo la necesidad de Dios en muchos corazones, la necesidad de más obreros del Señor que trabajen por el anuncio del evangelio, la formación y el acompañamiento pastoral que se necesita urgentemente en este lugar...
Agradecemos al Señor y al gobierno provincial por la oportunidad que nos brindó de realizar la misión con los niños y familias del Barrio el Paraíso y Bella Flor en la localidad Ciudad Bolívar en Bogotá, ya que pudimos encontrar a Dios en los rostros de muchos de ellos, palpar otra realidad y conocer la manera en la que viven, sobre todo la necesidad de Dios en muchos corazones, la necesidad de más obreros del Señor que trabajen por el anuncio del evangelio, la formación y el acompañamiento pastoral que se necesita urgentemente en este lugar.
Al llegar al salón del comedor de los niños, vimos la alegría y el amor con que cada uno ellos nos recibieron, nos llenó el corazón de esperanza, con deseos de que por medio del compartir la buena nueva del Evangelio se verían muchos frutos espirituales en las familias. En el primer día de encuentro descubrimos la realidad en la que viven los niños; la pobreza material y espiritual, la soledad, la falta de amor y cariño por parte de sus padres. Los niños a pesar de sus realidades mostraron disposición y tuvieron apertura para vivir los momentos de enseñanza y diversión que les proporcionamos, siempre tenían una sonrisa en su rostro, eran activos, cercanos. Trabajamos con niños de 3-14 años, se compartió un refrigerio el cual recibieron con alegría.
En el segundo día antes del encuentro con los niños realizamos un pequeño recorrido conociendo los alrededores del barrio; pudimos observar la pobreza y la necesidad de muchos habitantes del lugar, desde la sencillez de sus viviendas, la falta de agua y también nos sorprendió la fachada del templo del lugar, pues denotaba pobreza. En los encuentros les hablamos del amor de Dios por nosotros, un amor que lo llevó a entregar su vida en una cruz.
Esta experiencia nos ha permitido ver con los ojos de Jesús y sentir con su corazón, tuvimos la oportunidad de visitar a doña Miladis Pineda, que vive cerca del comedor donde realizamos los encuentros con los niños; ella es una mujer de 40 años, con dos hijas y vive con su esposo, ha sufrido muchas enfermedades consecuencias de todo lo que desde niña ha sufrido, la escasez de alimento, el maltrato laboral, lo cual ha dejado cicatrices en su cuerpo y corazón, algunos días siente mucho dolor, piensa en sus dos pequeñas hijas y esto la anima a seguir adelante, siempre tiene una sonrisa en su rostro, palabras de fortaleza y ánimo para quienes la visitan y la confianza en Dios que le ha permitido fortalecer su fe y amistad con Dios.
Llegamos a nuestro último día de misión en el barrio, en medio del clima lluvioso, y el cansancio al dirigirnos caminando hacia el salón del encuentro, nos animaba la alegría de los niños, la puntualidad y apertura que mostraban. A través de las actividades recreativas pudimos conocer un poco más de ellos; sus comidas favoritas, juegos, materias favoritas, realidad familiar, eran muy espontáneos y les inspiramos confianza.
Estos días, compartimos con los niños y algunas madres que nos ayudaban, fue de gran aprendizaje para nuestra vida como prenovicias de 2 año, entre ellas: el no quejarnos por las pequeñas dificultades que se nos presenten en nuestro caminar, porque sabemos que hay muchos que sufren, pero siempre están dispuestos a seguir adelante, agradeciendo a Dios todo cuanto han recibido o con gran esfuerzo tienen para sobrevivir cada día. El deseo de formarnos como Misioneras para un día servir a los más pobres, no solo materialmente sino compartiéndoles el amor de Dios que transforma la vida.
Kelys Areiza, Alejandra Chaperón, Ana de Sousa.
Prenovicias de Segundo Año 2023
"Esta experiencia nos ha permitido ver con los ojos de Jesús y sentir con su corazón’”
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