Blog de Espiritualidad Teresiano
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La relación de Javier con Jesús

Jesucristo: Cristo es el centro de todos sus intereses y quehaceres. Francisco vive una existencia “expropiada”, se desvive por cada hermano. Su máxima aspiración es parecerse a su maestro, vivir “con él y como él”, y su suprema preocupación es darlo a conocer “internamente” [1].

“... el que quiera llegar a ser grande entre vosotros, será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros será esclavo de todos, que tampoco el Hijo del hombre ha venido a ser servido, sino a servir y dar su vida...” (Mc 10, 42-45). Amor hacia los pobres, los últimos, los enfermos. Francisco, pobre él mismo y de manera radical, vivió con frecuencia entre los pobres a quienes sirve con dedicación admirable y prioritaria. Su pobreza radical expresa y revela un seguimiento convencido y transparente de su Maestro, el cual “siendo rico se hizo pobre” (2 C.or 8, 9) Tras un largo y penoso viaje de París a Venecia se hospedó en el hospital de los incurables, y allí -junto con sus hermanos- se puso al servicio de estos incurables. Al llegar con el embajador de Portugal a Lisboa, para embarcarse hacia Goa fue enseguida recibido por el Rey Juan III, que le ofreció hospedarse en el Palacio Imperial, pero él se fue al hospital a hospedarse con los enfermos. Y cuando salió hacia la India como nuncio, el conde de Castañeira, veedor de Hacienda del rey Juan III le sugirió que tuviera un criado, y él le dijo que no era esta la manera de salvar el honor del nuncio, sino el hacer sus cosas y servir a los otros. “Señor conde: el adquirir crédito y autoridad por ese medio… ha traído a la Iglesia de Dios y a sus Prelados al estado de decadencia en que ahora se encuentran; y el medio por donde se ha de adquirir este crédito y autoridad es lavando la ropa y guisando la olla, sin tener necesidad de nadie, procurando emplearse en el servicio de las almas de los prójimos” [8].

Sin embargo, no absolutiza su pobreza radical. Llegado el momento, cuando sea necesario vestirse de manera vistosa y rica y aparecer con la “pompa” de su cargo -legado pontificio- para obtener la licencia de predicar el nombre de Jesús en tierras japonesas, así lo hará. Ricamente ataviado se presentará ante el Daimio de Yamaguchi en su segundo intento. El primero había fracasado, entre otras causas, porque se había presentado como un pobre mendigo delante del Daimio. La urgencia de anunciar el evangelio -un bien “universal” y mayor que su pobreza radical- prevalecerá.  Entregado en cuerpo y alma al servicio de los pobres, enfermos y oprimidos que encuentra, y que él mismo busca, Francisco Javier nos indica el secreto de la coherencia y de la verdadera fecundidad apostólica: no separar nuestro compromiso en favor de la justicia y de los derechos humanos, nuestro compromiso con los últimos, de su raíz y fundamento: la fe en Jesucristo.


Tomado de: https://www.javerianos.org/conocenos/san-francisco-javier

Foto de: Portal Jesuíta Conferencia de Provinciales en América Latina y El Caribe CPAL.  (La imagen se modificó)

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