Artículos de Jóvenes en Etapa Despertar:
Llamada de Dios
Mi nombre es Laura Fonseca Alba, soy de Cota Boyacá, me encuentro en la etapa del Despertar, y es un motivo de alegría poder escribir un poquito sobre mi experiencia vocacional en esta etapa de mi proceso vocacional.
Desde muy niña me surgió la duda al pensar, sí habría alguna manera de entregar mi vida a Dios, de poder ser una seguidora de sus mandatos y preceptos.
Mi madre fue la que inspiro de alguna manera ese llamado ya que nos enseñó a mi hermana y a mí a orar y estar siempre junto a Dios; pero después de un tiempo esa inquietud seso un poco, pero al terminar el colegio, la idea de estudiar y superarme la inquietud seguía en mí, pero quizás más fuerte que antes.
Al terminar mi bachillerato y debido a la pandemia tuve muchos obstáculos para continuar estudiando e ingresar a la universidad; por ello mi padre me dio la oportunidad de ir a un lugar donde hay un encuentro profundo con Dios, en ese lugar la inquietud de servir a Dios volvió a tomar fuerza y yo con aquella inquietud de entregar mi vida a Dios que seguía creciendo en mí.
En aquel lugar, me dieron a conocer el nombre de una hermana que pertenece al convento de las misioneras de Santa Teresita de niño Jesús, lo cual me llamo demasiado la atención; así que me comunique con una hermanita que pertenece al convento quien me explico, que para empezar el proceso era necesario que conocieran a mi familia aquel encuentro fue muy lindo ya que conocer a las hermanas y saber cómo era su vida aumentaba mis ganas de seguir a Jesús, así empezó el proceso donde me han orientado para conocer más sobre Dios. Por medio de los encuentros virtuales, nos enseñan muchas cosas que más allá de la elección que se tome, nos han ayudado a conocer más sobre la fe y a aumentar la fe en Jesús, no solo conocer a Jesús sino tener experiencias bonitas con él.
Estoy convencida, que Dios siempre te ama a pesar de la elección que tomes, todos estamos llamados a seguir a Jesús independientemente de la vocación que escojas para tu vida. A través de este proceso, logramos encontrarnos más con Jesús, con nosotras mismas para así conocernos más lo que es maravilloso conocer a Jesús atreves de las actividades que el proceso tiene y nos invita a realizar.
Conocer a Jesús es lo más maravilloso y seguirle de manera completa sin importar la vocación que elijas para tu vida es la mejor elección seguir a Jesús y entregar nuestra vida él es lo más maravilloso ya que te hace sentir feliz y plena.
¡Mi vocación!
No podemos avanzar sin antes con el salmista cantar las misericordias del Señor, “Cantaré eternamente las misericordias del Señor, anunciaré tu fidelidad por todas las edades” (Sal 88)
Porque Él en su bondad es quien nos ha permitido llegar hasta aquí. Es maravilloso saber que, al dar pequeños pasos, encuentras en cada uno, personas que incondicionalmente te apoyan y te ayudan a crecer espiritualmente.
Hemos encontrado una Comunidad llena de vida, valiosa, generosa, unida y orante que han sabido guiarnos y que cada día nos hacen apreciar el valor que tiene la fraternidad; nuestras responsabilidades hemos tratado de desempeñarlas con dedicación y esfuerzo dando lo mejor de nosotras, en medio de las contrariedades que puedan presentarse, pero con confianza y poniendo nuestra seguridad en Dios sabemos que él está haciendo su obra en nosotros.
Nuestra experiencia ha sido una oportunidad para aprender, de vivir activamente, pero en cada labor contemplar y sentir que es Jesús que te acompaña, te ayuda y trabaja contigo, no sentir esta presencia es para nosotros un apostolado más, una labor sin sentido en la que poco a poco puedes caer en la rutina.
La realidad que ahora vivimos a causa de la pandemia, la hemos tomado como una oportunidad para crecer en oración rogando por la salvación de los hombres, al estilo del Padre Fundador y por aquellas personas que más sufren y que sin embargo, todos los días se levantan con las mismas ganas de seguir luchando pese a las dificultades; es un aprendizaje que nos abre nuevos horizontes y nos habla cada día de la necesidad de aumentar nuestra fe, ya que esta situación está tan cerca que ha afectado a profesores, niños trabajadores de nuestra comunidad Colsate, y lo palpamos en el hecho sufriente y pascual de nuestras 14 Hermanas que se fueron a la casa del Padre, pero que nos dejaron experimentar mucho dolor, ausencia y esperanza.
No podemos quedarnos simplemente en la pandemia como virus, sino también en otras clases de pandemias como lo es la falta de fe y la necesidad que tienen las personas, con quienes nos codeamos todos los días de experimentar el amor y la fortaleza de un Dios que como Padre no quiere que ninguno de sus hijos se pierda, la violencia intrafamiliar, las acciones del narcotráfico que tanto hieren a la nación y a la dignidad de la persona humana, el abuso de niños y niñas, el secuestro, y mucho más, que deja en las familias tanto dolor y lágrimas junto con muchos deseos de venganza y rencor.
Es evidente saber que la educación en estos tiempos requiere de paciencia y responsabilidad para saber guiar desde la virtualidad a cada estudiante, que en medio de sus debilidades y dificultades hace lo posible por responder desde este medio a lo que se le exige académicamente.
La política, el consumismo, que cada día es más acelerado los incita a dejar de lado a Dios, se nos proporciona mediante la experiencia una oportunidad para fortalecer la fe, para dar a conocer al Dios que los ama y sembrar las semillas de la fe mediante la Palabra, la catequesis, la Infancia Misionera, Adolescencia misionera, y un testimonio de alegría en el caminar con Jesús al cual queremos seguir con toda el alma.
Sea Dios alabado y bendecido en esta experiencia y nos dé la gracia de descubrir cada día lo hermoso de la Vida Consagrada dentro del Instituto de Hermanas Misioneras de Santa Teresita. Que logremos dentro de la Comunidad encontrar al Dios vivo, al Jesús Maestro y al Amado de nuestras almas.
Fotos de Propiedad de Hermanas Misioneras Teresitas
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