CASA PROVINCIAL BOGOTÁ Los laicos tienen un lugar muy importante en la misión apostólica de la Iglesia, como bautizados son misioneros por naturaleza. Ellos tienen un gran campo de misión vida, siendo su ambiente el lugar propio de su acción evangélica; allí están llamados a santificarse a sí mismos y contribuir a la santificación de los demás.
Es propio de su condición secular impregnar lo terreno con la luz de Cristo. Ellos están presentes en las diversas actividades de la iglesia, en la vida cotidiana encuentran, el lugar propicio para ayudar a Cristo a extender su Reino; en la familia, en el trabajo, en todo momento y es un privilegio especial para ellos hacer presente a Dios en esos espacios donde los Sacerdotes y Religiosas no pueden hacer presencia y desde allí, ellos hacen vida, la consagración bautismal, logrando así transformar estructuras que desvirtúan la búsqueda del bien común y la lucha por la dignidad humana.
El grupo de Lamitea de Consagrados y en formación en este año se ha propuesto vivir el texto bíblico de Mc; 3,13-15 “Jesús Llamó a los que Él quiso para que ESTUVIERAN CON EL y luego enviarlos a la Misión” con el fin de poder hacer visible a Cristo como instrumento de su gracia, ya que nadie puede dar de lo que no tiene y para eso es necesario PERMANECER A LOS PIES DEL MAESTRO como sus íntimos amigos y ahí aprender a vivir por dentro como nos dice el Padre Fundador. Ellos son conscientes de la necesidad de formarse para cumplir con lo que experimentan con Jesús en su relación con Él desde la oración, los retiros mensuales, las Eucaristías, acompañamiento espiritual y sus estudios propios de cada etapa; que otros conozcan al Maestro y disfruten de sus bendiciones.
Es una riqueza contar con el entusiasmo de estos Laicos, que a pesar de la distancia que tienen para llegar a la casa Provincial hacen el Sacrificio con amor con tal de formarse y calmar su sed de Dios, porque el deseo grande de gustar, saborear, deleitarse en el silencio de un encuentro personal y grupal con Jesús es más fuerte que la lejanía. Son testimonios vivientes de Cristo por el cual VALE LA PENA ABRAZAR ESTA PASTORAL DE FORMAR DISCÍPULOS DEL MAESTRO, para que ayuden a impulsar a la misión de las Parroquias en un espíritu más dinámico y vivo. Que atraiga a muchos a formar parte del grupo de misioneros que desde sus ambientes hacen crecer el rebaño del Señor. Ellos son la esperanza, su capacidad de entrega y de servicio es tan grande que no miran tiempo ni espacio, tan solo necesitan de nuestras ganas de contagiarles a Cristo y despertar en ellos el deseo de conocer al SER ENCANTADOR de la PERSONA DEL RESUCITADO y confiar en ellos que a flor de piel la creatividad es un fuerte elemento en su ser que los impulsa a vivir en oblación en el caminar misionero.
Ellos vivieron un día de retiro espiritual antes de la Semana Santa en tres momentos, pasión, muerte y resurrección del Señor, como preparación a la misión de esta semana Mayor en sus familias como primera tarea y luego la parroquia. La felicidad que había en sus corazones al compartir la experiencia de misión era ver reflejado a ese Dios Padre que les dio la oportunidad de encontrarse con su Amado Hijo y encantarlo de su Persona.
Que el Señor nos siga guiando y nos regale su Santo Espíritu que nos impulse a ir hacia aquellos misioneros del Señor y ayudarles en su formación.
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