Blog de Espiritualidad Teresiano
Artículos de interés general de la provincia y en su mayoría sacados de la Publicación "Acontecer Provincial"
Tocando la carne doliente de cristo

Con mucho cariño y gratitud al Señor, quiero compartir mi experiencia vocacional y misionera como Juniora.  Mi nombre: Hna. Jenny Angelita Chuira Nungaimia, soy indígena Shuar, nací en Sevilla Don Bosco, ubicada en la Provincia de Morona Santiago, Ciudad de Macas-Ecuador.

Nací de un hogar católico, una familia de 10 hijos, ocupo el noveno lugar, con la gracia del Señor mis padres me apoyan, su ejemplo de vida, sacrificio y de entrega son mi mayor motivación para seguir a Jesús como discípula misionera.

Desde hace 4 años salí de mi país, para continuar con mi proceso de formación como novicia, y con la gracia del Señor seguirlo respondiendo a su llamado de amor. Después de 4 años de la primera etapa de formación, el Señor me llamo a dar un paso más en mi vida, a seguirlo con más radicalidad viviendo los votos de castidad, pobreza y obediencia.

Me encuentro en el segundo año de Juniorado, y estoy muy agradecida con Señor por sus obras maravillosas en mi vida consagrada, su amor, su confianza en mí, es más grande que mi propia debilidad. Por eso quiero clamar como el Salmista, “como pagare al Señor todo el bien que me ha hecho” (Salmo 116,12). Porque con su bondad, él me ha permitido llegar hasta aquí, me ha dado y me sigue dando oportunidades para crecer en mi vida humana, espiritual y consagrada, solo con su gracia y mi disponibilidad, sigo dando pequeños pasos y encontrando personas que de una u otra manera me ayudan a seguir a Jesús Crucificado con su oración, con su testimonio de entrega y fidelidad al Señor, esto cada día me fortalece en mi caminar vocacional y como consagrada. 

Me encuentro en la comunidad de la Serrana, una comunidad llena de vida, de riqueza espiritual, sacrificio, oración, generosidad y un largo camino recorrido en cada una de nuestras hermanas que, desde su enfermedad, su realidad, y sus impedimentos cada día con alegría y amor se despiertan para seguir alabando, glorificando al buen Dios, ofreciendo su todo, para que cada Misionera Teresita siga siendo fiel al llamado de Dios. 

El Servicio aquí, es muy exigente, requiere de mucha fortaleza interior, de abnegación, sacrificio, amor, de paciencia, de afrontar los miedos, de dejar aquello que me gusta por agradar al otro, en medio de esto Jesús me pide dar más de mí misma. Por tanto, descubro que esta experiencia es una riqueza, porque cada día voy aprendiendo, a arriesgarme a lo que él señor me pide a cada instante, y sobre todo descubriendo su amor misericordioso para con mi vida. Además, he ido descubriendo y encontrando en el caminar de cada día, a ese Jesús que clama, que mendiga amor, paciencia, comprensión en los rostros de nuestras hermanas que sufren en medio de sus dolores, tengo como ejemplo a la Hna. Eugenia Gil, ella se ha convertido para mí, en una prioridad, que gracias a ella puedo dejar mi comodidad, buscar crecer, madurar, esforzarme en ser cada día diferente y sobre todo puedo contemplar una mirada llena de esperanza, de mucha gratitud, de alegría. Con ella juego, rio, sufro, lloro, porque su realidad es muy difícil, siento que cada día decae más y más, pero en medio de eso busco sacarle una sonrisa para que ella sienta cuan valiosa es para nosotras. Valoro todo lo de ella porque aun cuando no amanece bien, es agradecida con el Señor y con la santísima virgen, ya que al sentir el dolor tan fuerte que padece reza el “Ave María”.  Me ha enseñado a ofrecer el dolor en silencio como medio de conversión.

La realidad que hoy vive nuestra humanidad en muchos casos de violencia, hambre, guerra, desolación, la misma soledad, el abandono a los ancianos, la práctica de la eutanasia, nos tiene que llevar a comprometernos cada día más, en la oración, en el sacrificio, en valorar la vida con las oportunidades, obstáculos que se nos presenten, porque ellos nos ayudan a crecer cada día más. Nadie nace aprendido por eso hay que lanzarnos al desafío de esta pastoral, todos aprendemos en el camino con las caídas y levantadas, porque sabemos que el Señor siempre está con nosotros, que nunca nos deja luchar solos, su Amor y su compañía es fuerte e incondicional.

Con la gracia del Señor me siento muy contenta en el servicio que el señor me ha confiado a través de la Congregación, y de todo corazón agradezco a la Provincia por la formación que me brinda para crecer en todo ámbito. Agradecer también a mi comunidad, a la superiora que de una u otra forma me ayuda a seguir creciendo, brindándome más confianza, y sus sabios consejos que me fortalecen cada día más. Gracias por ayudarme a madurar en la vida consagrada aprendiendo a gustar las cosas que no me gustan y retándome en el compromiso misionero de la salud. Ha sido toda una escuela de aprendizaje.

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