El caserío de Santo Domingo, ubicado en puerto Jordan vía a Arauca consagrado al pequeño santo de la pureza y fidelidad a Dios santo Domingo Savio tiene alrededor de 25 casas de ladrillos, tablas y sin puertas, unas frente a las otras y en mitad una carretera recta que se ve en el horizonte moviente cuando hay sol ardiente...
Llama mucho la atención el monumento que se encuentra en frente de la capilla católica que se está construyendo con el esfuerzo de todos, y que avanza en su construcción cuando no son amenazados y vacunados por los grupos armados ilegales del lugar; ya han pasado un verano las paredes construidas y tienen una enredadera de estropajos ya secos.
Aquí todos se conocen y sobre todo saben, recuerdan y cayán lo que paso hace 28 años en una mañana de domingo, donde todos salían al mercado y donde venían los vecinos y conocidos de las tres veredas que quedan cerca al caserío: Lusitania, Cuiloto I - II, y Siberia I – II; paso lo que provoco el dolor de muchos y la justicia de otros, la muerte de siete pequeños y once adultos.
Cuando compartíamos con las familias y orábamos pidiendo lo que más deseaban, se les encharcaban a algunos los ojos, otros tenían una mirada de pérdida de la esperanza y la fe, otros de lucha y cansancio; pero, no se olvida la mirada de aquellos que, con sus ojos fuertemente cerrados, aun esperaban en Dios y le pedían las fuerzas para luchar y continuar el camino de la esperanza, el amor y el perdón.
También se recuerda a los que sonreían y expresaban que Dios les cuida y les bendice, y que por ello ayudan y llevan esperanza a otros y que aun cuando no tienen el acompañamiento constante de la Iglesia, ellos son Iglesia perseguida y triunfante y que por ello continúan trabajando por la unidad, la paz y los valores cristianos, aquellos que vivían tan fuertemente hace muchos años atrás.
Ahora se esfuerzan por tener grupos de oración, el rezo del santo rosario que celebran en el interior de sus familias y que desean enseñarlo a aquellos que desean aprenderlo. Quieren apoyar a los presbíteros que ahora son pocos y que no dan abasto con la amplitud de la jurisdicción de sus parroquias, y sobre todo no quieren olvidar a Dios, ni apartarlo de sus vidas, pues siempre ha estado presente y vivo en cada uno.
La violencia de nuestro país es latente, pero la fe y la búsqueda de Dios se hace cada vez más fuerte, el hombre busca a su creador y no descansara hasta hallarle y vivirle. “Dios mío tus caminos son santos, ¿que dios están grande como nuestro Dios?” (Sal. 77, 13).
Hna. Adis Cogollo
Misionera Teresita.
”no se olvida la mirada de aquellos que, con sus ojos fuertemente cerrados, aun esperaban en Dios y le pedían las fuerzas para luchar y continuar el camino de la esperanza, el amor y el perdón”
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