Imagen de Mario Schwammborn en Pixabay
El Vicariato Apostólico de Aguarico se encuentra ubicado en la parte nor-oriental de la zona amazónica de Ecuador. Esta tierra bañada por misteriosos pero también por generosos ríos alberga pueblos y culturas diversas y ancestrales que en su sabiduría, en su espiritualidad y en su forma de vida tienen mucho para enseñarnos y descubrirnos...
aquí encontramos a los Napo-runas (Kichwas) que encarnan la paz, la bondad y la gran capacidad de resistencia y que tienen en la relación con PACHAYAYA (Padre de la selva = DIOS) su vitalidad; los Shuaras, con su alma guerrera y que ve en ARUTAM (DIOS) el modelo a seguir; están el gran pueblo Waorani, antaño temibles en toda esta selva y que creen en HUENGONGUI como un Dios único y que tienen en sus manos el destinos de los vivientes y finalmente los Tagaere y Taromenane que decidieron internarse en la selva y renunciar a todo contacto con esta “civilización de la muerte”
Esta tierra en toda su riqueza y belleza cultural y humana también ha sido tocada por el dolor, la destrucción y la muerte por parte de las grandes empresas multinacionales, madereras, petroleras y mineras que en su voraz apetito por exprimir las riquezas de la tierra van dejando pobreza, enfermedades, contaminación y lo más doloroso cambios en la forma de vida de estos pueblos. Esta situación ha bañado ya con sangre de mártires este pedazo de tierra amazónica con la entrega martirial de Monseñor Alejandro y la hermana Inés Arango, que movidos por defender la vida y dignidad de los indígenas se adentraron en la selva bajo la convicción de que “Si no vamos nosotros, los matan a ellos” (Mons. Alejandro Labaka).
Es en todo este contexto y habiendo transcurrido justo 49 años desde la llegada de los Misioneros Javerianos de Yarumal a Ecuador (Enero 1971) y a 29 años de la muerte de Mons. Alejandro, un 29 de enero de 1991, el padre Víctor Gil llega a estas tierras para iniciar esta maravillosa aventura que nos ha mantenido por casi treinta años; y con humildad pero también con certeza reconocemos que ese “Si no vamos nosotros, los matan a ellos” muy bien conjuga con aquello que a los MXY nos ha inspirado fuertemente a gastar nuestra vida “Celo ardiente hasta el sacrificio”, pues esta misión, como tantas otras de nuestro IMEY y de toda la familia MAB se han escrito a base de renuncia infinita, sacrificio amoroso y entrega total.
Hombres como el mismo Víctor Gil, Manuel Valencia, Justo Pastor, Javier Gonzáles han dejado huella misionera en estas tierras. Pero ¿y cómo ha sido nuestro caminar? Quiero señalar algunos aspectos de lo que yo he podido recoger del arduo trabajo de mis hermanos y que van muy en consonancia con nuestros principios y acciones pastorales y misioneras, enfocado más en el pueblo Napo-Runa.
1. Organización y promoción del laicado autóctono.
A la fecha contamos con un grupo muy fuerte de servidores kichwas (kuyllur= servidor o catequista). Un trabajo muy fuerte que se ha realizado y se continúa realizando es la formación, en este momento contamos con 95 servidores para la atención pastoral de 45 comunidades y muchos de esos servidores, son hijos o nietos de los servidores antiguos.
2. Valoración cultural – Inculturación.
Si bien es cierto que no hemos logrado hacer una profunda experiencia de inserción, sin embargo casi todos los misioneros hemos intentado acercarnos a la cultura para reconocer su espiritualidad, su liturgia, su idioma, sus costumbres, aquí la liturgia es en kichwa, que contiene una riqueza muy grande en sus ritos y en sus signos.
3.- Opción por la paz, la justicia y la reivindicación de los pueblos.
Los pueblos indígenas en su larga historia han sido víctimas de marginación y explotación, en la actualidad, el sistema globalizante con su teoría de consumismo y libre mercado amenaza la supervivencia de los pueblos en su dignidad, en sus derechos y en su identidad. Y no puede haber evangelización sin un compromiso con la justicia; es por eso que a lo largo de estos treinta años se ha venido acompañando a las comunidades en esta búsqueda que ha requerido acciones concretas de solidaridad y de ponerse al lado de ellos frente al manejo grosero y egoísta de las grandes multinacionales.
4. Promoción social y humana.
Son muchas las necesidades, pero creemos que las principales y más urgentes son las que tienen que ver con la salud y educación. El Vicariato cuenta con el sistema de bachillerato bilingüe a distancia para las comunidades y tratamos de acompañar a los jóvenes y familias en su educación, sea en el fortalecimiento de sus conocimientos como buscando ayudas para que los jóvenes puedan conseguir su material de estudio. En relación a la salud, nuestra tarea es acompañar los enfermos para que sean atendidos con prontitud, trasladarlos y en casos muy específicos gestionar la medicina. Una situación dolorosa que hemos estado viviendo los últimos años es las altas tasas de suicidio en la población indígena eso nos causa tristeza y muchas veces impotencia.
5.- En salida misionera…
La misión de la Iglesia está allí, donde hay un necesitado de Dios, de justicia, de compasión, de reivindicación. Estos treinta años han sido siempre en avanzar, aunque ha habido momentos en que se ha querido poner a la retaguardia; sin embargo ha primado siempre el deseo fundacional de Mons. Builes y el proyecto soñado para el IMEY. Y algunos dirán ¿y no será suficiente ya con treinta años?...con seguridad no, porque hay nuevos escenarios con evidentes signos de muerte y la misión de la Iglesia es el REINO, es la VIDA; es el sueño de los pueblos SUMAK KAWSAY (gran vida, vida hermosa, bonita) y ese trayecto aún nos falta mucho.
En el marco de esta pandemia, cuando todo el mundo vivimos la incertidumbre de esta emergencia sanitaria, en esta querida tierra, el mal otra vez nos golpeó:
- más de 15.000 barriles de petróleo cayeron en el bravo rio Coca por la rotura de dos oleoductos que transportan el crudo ecuatoriano desde la Amazonía hasta la costa para su exportación.
- El drama: más de 40.000 personas afectadas, sin poder consumir el agua, sin poder pescar, que es la base de la alimentación de los pueblos ribereños; sus aguas contaminadas; las compañías privadas y el estado sin dar la cara;
- una compañía (OCP) que factura mensualmente 40,000,000 de dólares y no da la cara.
Preguntamos ¿Quién responde por el niño Cristian Grefa que al siguiente día del derrame al no tener información de lo que había pasado se metió al rio con sus amiguitos y en la actualidad presenta seis perforaciones en su cuerpo que con seguridad terminarán
desarrollándose en tumores malignos? ¿Quién responde por su vida, por su niñez y su juventud truncadas?... A SOLO DIOS EL HONOR Y LA GLORIA.
EQUIPO MISIONERO DEL COCA- ECUADOR
(Leonardo, Jovani, Angel, mxy)
“El grito de la Amazonía. La verdad es que en las actuales condiciones con éste modo de tratar a la Amazonía, tanta vida y tanta hermosura están tomando el rumbo del fin, aunque muchos quieran seguir creyendo que no pasa nada:
- Los que creyeron que el río era un lazo para jugar se equivocaron.
- El río es una venda delgadita en la cara de la tierra…
- El río es una cuerda de donde se agarran los animales y los árboles.
- Si lo jalonan muy duro, el río podría reventarse, podría reventarse y lavarnos la cara con el agua y con la sangre” (QA No. 47)
La experiencia que nos comparten nuestros hermanos Misioneros Javerianos, es rica en entrega, en sacrifico, en donación, en gozo, pues gratis han recibido ésta herencia y patrimonio evangelizador y gratis lo entregan compartiendo el grito de la Amazonía.
Así los soñó nuestro querido Fundador Obispo Misionero de Colombia, los soñó en las extensas regiones de la Amazonía Colombiana y en las amplias regiones del Ecuador y tantos otros territorios, por eso les dice en Cuarenta días en el Vaupés “Es que en esta misión como en todas las Prefecturas y Vicariatos, los Padres –mxy- tienen que ser maestros de la fe, maestros de los niños, inspectores civiles, ingenieros, arquitectos, agricultores, médicos, enfermeros, dentistas, constructores, ganaderos, todo”… urge establecer en Yarumal la cátedra de todas éstas asignaturas… (pag. 64-65).
Y María de Nazaret, la discípula misionera también sabe de la Amazonía, así le habla Mons. Builes en el Vaupés:
“…en Taracuá… ya había yo rezado muchos Rosarios a mi Madre del cielo, para que hiciera prender ese motor Ella quería perseverancia. Entonces invité a los padres a rezar otro porque si el motor no se compone, nos quedaríamos bogando en el río diez días sin llegar a Mitú. Dulzura y complacencia de la Reina, a las 2pm prendió y seguimos trabajando juiciosamente… (pag. 87).
“… en Tipiaca, Fiesta a la Santísima Virgen… serán bautizados casi 168 entre hombres y mujeres, se me fue el alma a los pies; pero el hecho es que de ver tanta devoción que bregan por desatar alguna palabra, me abre el corazón a la esperanza, aunque me acosté desolado por el estado en que se encuentros estos indios que me habían saludado todos cariñosamente, pero consolado porque veo en ellos tan excelentes disposiciones para formar una preciosa gavilla para presentársela sonriente al Bien Amado…
Dales Señor el don de lenguas a tus Misioneros y a tus misionados la gracia de la conversión… Ella la Madrecita hermosa, no puede dejar de escuchar esa oración, porque Ella sí entiende el lenguaje balbuciente de sus queridos indios, hijos ya, de su amor maternal” Pag.96.
…”ahora sí conocí con toda claridad lo que son estas Misiones y con inmensa alegría veo cumplidos mis sueños y mis ideales.
Porque ésta Misión si llena a cabalidad el FIN primario del Seminario de Misiones de Yarumal… ésta para Gloria de Dios a quien sea el honor y la alabanza por los siglos. Amén”… (pág. 98, Cuarenta días en el Vaupes)
***