Teresitas Contemplativas del Santísimo
“Nadie nace padre, sino que se hace. Y no se hace solo por traer un hijo al mundo, si no por hacerse cargo de él responsablemente. Todas las veces que alguien asume la responsabilidad de la vida de otro en cierto modo ejercita la paternidad respecto de él”. (PC #7)
Estas bellas líneas del Papa Francisco nos traen a la memoria el recuerdo de la visión de Monseñor Miguel Ángel Builes que él llamó profética: …De pronto, apareció ante su vista, a cierta distancia, una hermosa joven acompañada de dos preciosos niños, un niño y una niña… ¿Qué significaba la visión que tenía ante sus ojos?... Mas tarde, realizados ya sus desposorios con la diócesis de Santa Rosa, cuya sede le había sido asignada al recibir la plenitud del sacerdocio y realizada también su vocación de Padre Fundador, tratando de descifrar el sentido de la extraña aparición, pensó que quisa había sido ese un anuncio de su futura misión. En efecto: había recibido por esposa a una hermosa y joven diócesis, pues el obispo se desposa con la diócesis, según el simbolismo de la Iglesia al poner en sus dedos el anillo; se veía también Padre de Congregaciones, masculina y femeninas. (Olano García pg. 49, pr 3).
Nuestro padre fundador que vivió a la “Sombra de la Trinidad” lo único que busco fue engendrar hijos para Dios y esto nos hace recordar que en su celo por las almas emprendió la ardua empresa de formar misioneros y misioneras que fueran por todo el mundo llevando el evangelio, obra que inició en Yarumal con el seminario, el cual también tenía el seminario menor lleno de Pequeños niños que desde su más tierna edad dejaron su vida hogareña, padre, madre y hermanos para emprender esta aventura y formarse desde ya como futuros sacerdotes, porque el Fundador vivió a la “Sombra de la Inmaculada y de San Francisco Javier”; y aquí es imposible no recordar la memoria del ilustre y muy amado Monseñor Antonio Bayter Abud (que a propósito fue el fundador de los encuentros de la familia MAB) quien con tanta alegría compartía su bella experiencia de ingresar al seminario a sus 11 años y como él muchísimos tantos otros niños que dejando todo, lo poco o mucho que tuvieran para irse al servicio del Reino.
No en vano asumió el lema “pelear las batallas de la fe”(1Tm 6,12) aquellas batallas que padres y madres tienen que enfrentar cada día por brindar a sus hijos una educación esmerada, segura; no se cansó ni dejo de dar hijos para el Reino “como las Estrellas del cielo y la arena del mar así son las almas que te quiero entregar” un padre a la sombra no inactivo, por el contrario un padre que ama, corrige, educa, vela por las necesidades aún las más insignificantes; un padre con amor universal que no limita su amor a unos cuantos sino que se extiende a las necesidades de cada uno en particular.
San José fue padre en la sombra cubierto, protegido y guiado por Dios Padre para poder llevar a cabo esta misión sublime. “Nunca se puso en el centro. Supo cómo descentrarse, para poner a María y a Jesús en el centro de su vida” (PC #7).
Para ustedes nuestros hermanos mayores es mucho más fácil traer a la memoria el recuerdo de Monseñor Builes como padre, ya que como dijimos al inicio no se hace padre “sólo por engendrar un hijo sino por hacerse cargo de él responsablemente”, y fue precisamente esa responsabilidad que lo llevó a moverse y estar todo el tiempo inquieto buscando la manera de construir, alimentar formar y educar lo mejor posible a sus misioneritos y luego a sus misioneritas, de ahí a sus contemplativas porque vivía a la “Sombra de la gran Misionera y Contemplativa Santa Teresita del Niño Jesús”.
Y continua con sus benjaminas, las Hijas de la Misericordia, porque vivió a la “Sombra de la Misericordia de Dios y de María, para dejar una comunidad que viviera a la “Sombra de la Basílica de Nuestra Señora de las Misericordias”.
Es precioso recordar este rol de Padre: Padre en y desde la sombra del amor y celo apostólico entregado y dedicado a sus hijos que no limitó al pequeño círculo de sus fundaciones, sino que expandió su paternidad a otros muchísimos hijos: su diócesis, sus indios y los pecadores; abarcaba y acogía a todos en su corazón y en su oración, no se quedaba ni un solo mortal sin que él estuviera orando y pidiendo por su salvación y todo eso para decir que eso fue lo que quiso para nosotros sus hijos e hijas; ese celo y entrega generosa y sin medida por las almas es así que nos dejó el legado de la paternidad y maternidad,” eso es vivir en la sombra”, de quien tiene el ideal de prolongar la vida en Cristo.
Que sublime es leer en sus escritos tantas oraciones que dirigió al Señor por sus hijos bien sea por sus necesidades materiales o espirituales y de estructuras físicas. Cada hijo se convirtió para Monseñor Builes en una responsabilidad de estar como sombra, cobijo, protector. Se hizo responsable de su alma, de su salud espiritual, de su entrega a Dios y su correspondencia de amor.
Es muy hermoso ver a Dios Padre en la persona de San José y el reflejo de ambos en la vida de Monseñor Miguel Ángel Builes. Un padre responsable busca por todos los medios alimentar a sus hijos y no es la excepción en Monseñor Builes; lo vemos plasmado en “Mi Testamento Espiritual, sus pastorales y sobre todo en sus cartas que recogen de una manera digna de admirar la dedicación por cada hijo e hija. Sin duda él fue un padre y nos dejó su paternidad latente con su testimonio de vida tanto que aún hoy nos alimentamos de su riqueza espiritual de la que todos somos herederos, una riqueza inagotable que abarca a todo quienes deseen beber de esta fuente.
Para interiorizar personal y comunitariamente:
¿cómo prolongar su paternidad en nuestras comunidades?
¿Cómo hacer de nuestras casas lugares que brinden acogida sombra y cobijo?
¿Cómo estamos acogiendo a los huérfanos de nuestra actualidad?
¿Cómo estamos asumiendo nuestra maternidad y paternidad espiritual?
¿Realmente nos sentimos parte de esta gran familia MAB, a la sombra de tan insigne Padre?
Que la vida de Monseñor Miguel Ángel Builes Gómez nos interpele, nos ayuda a profundizar nuestra vida como padres y madres espirituales responsables de las almas que Dios nos ha confiado.
“No queda más que implorar a san José la gracia de las gracias: nuestra conversión”.
A él dirijamos nuestra oración.
Enséñanos, Padre San José al igual que tú a asumir nuestra paternidad y maternidad,
que cada acción, cada palabra, cada gesto y cada oración lleve el sello imborrable de la paternidad;
que sepamos a coger en nuestra vida nuevos hijos para el Reino,
que no rehuyamos trabajar,
que realmente nos convirtamos en sombra de protección para quienes necesiten amor.
Acoge señor en nuestros brazos a cada alma que se acerque a nosotros,
que nos convirtamos en protectores que brinden seguridad, padres y madres convencidos y comprometidos.
Fecundiza nuestra vida con una entrega generosa y así Padre darte en Jesús el Honor y la Gloria.
Amén.
Proyecto de nuestra Comunidad
Como bien saben, nuestra comunidad está en proceso y proyecto de la construcción del monasterio, y como legado y ejemplo de nuestro Padre Fundador estamos orando y trabajando arduamente por este proyecto; por lo que les compartimos que en este mes de julio iniciaremos la publicidad y venta de las boletas para el SEGUNDO BINGO virtual que realizaremos con la ayuda de Dios el domingo 19 de septiembre. Desde ya todos quedan cordialmente invitados a participar.
Fotos de Propiedad de Hermanas Misioneras Teresitas
***