“Quien quiera servirme debe seguirme; y donde yo esté, allí también estará mi siervo. A quien me sirva, mi Padre lo honrará” Juan 12:26
Soy Wendy Jurley Vargas Jaimes, Prenovicia de segundo año, del departamento de Santander, Colombia.
Es un gusto compartir con ustedes mi experiencia pastoral antes y después de haber ingresado en nuestra Congregación de Hermanas Misioneras de Santa Teresita en la que, por gracia y bendición de Dios, se ha ido fortaleciendo y acrecentando.
Este servicio empieza desde mi diario vivir que a través del estudio y trabajo sentía un fuerte llamado para servir ante las diversas realidades del entorno donde me encontraba, igualmente motivada por estas palabras: “El que no vive para servir no sirve para vivir” Juan Pablo II.
Antes de haber ingresado a nuestra Congregación, era parte de algunos grupos pastorales de la parroquia San Antonio María Claret de Piedecuesta, Santander. Colaboraba en la catequesis de primera comunión con los niños entre los 8 a 12 años, los preparaba para participar activamente en la Eucaristía, los motivaba a mantenerse unidos a Jesús, quien es el Pan de vida, les compartía la importancia de los valores para ser buenos hijos de Dios, propiciaba espacios de encuentro con Dios e invitaba a los niños a elevar su oración de: petición, alabanza, contemplación y agradecimiento a Dios.
Otro ministerio que presté en la parroquia fue la proclamación de la Palabra de Dios, donde tenía la oportunidad de anunciar la Buena Nueva, ser instrumento del Señor para que esta Palabra proclamada sea escuchada y vivida.
Durante mi formación aquí en el Prenoviciado MAB en la ciudad de Bogotá, he logrado un crecimiento y fortalecimiento en la fe; siendo esto un medio que me ha permitido adentrarme en la espiritualidad de nuestra Congregación y carisma, fortaleciendo mi compromiso ante el llamado a una vida consagrada. También en este caminar formativo he aprendido la importancia de la comunión con la Iglesia viéndose reflejada con Dios Padre, el Hijo y el Espíritu Santo; y con el prójimo. Y al reconocer como dice nuestro Fundador: “el apóstol no se encierra dentro de sí mismo, sino que se agita impulsado por el celo que es de suyo conquistador, valeroso, inquieto, sacrificado y generoso, capaz de todos los sacrificios aun el de la propia vida con tal que las almas se salven”. P.F M.T
Viéndose reflejado con la participación activa y permanente en la parroquia San Gabriel Arcángel a la que pertenezco y liderando los encuentros de Infancia Misionera de manera presencial donde se les ha enseñado a los niños el amor de Dios hacia ellos para así cumplir el compromiso de ser misioneros desde los diferentes lugares donde se encuentran: el hogar, colegio y barrio; y se ha profundizado con la vida de los patronos universales de la misión.
Prestamos también el servicio en la proclamación de la Palabra de Dios, el cual se ha fortalecido gracias a los talleres de formación de Liturgia en la parroquia y de las asignaturas vistas en esta etapa, he tenido mayor comprensión, claridad del llamado que Dios nos hace a anunciar la Palabra, alimentar nuestra fe y dejarnos transformar por el Señor.
Como prenovicia he tenido la experiencia de ir a misión en los tiempos fuertes de la Iglesia: Semana Santa y Navidad, ante la realidad de los distintos entornos que se tienen en nuestro país Colombia. Es por eso que la obra del Señor es tan grande que me ha dado la apertura para acoger su misericordia, bondad y amor a través del prójimo, estas experiencias me han ayudado a seguir respondiendo con alegría al llamado de Jesucristo con mayor radicalidad, compromiso, responsabilidad y entrega con un sí generoso al servicio de su Reino Divino.
Estas experiencias pastorales me han llevado a estar más unida con la Santísima Trinidad, con la Santísima Virgen María y especialmente con nuestros patronos de Congregación, porque son modelos de vida misionera y de santidad.
Con la gracia de Dios, también quiero ser Santa, haciendo con amor las cosas ordinarias, como lo expresa nuestra Patrona Santa Teresita: “No podemos hacer grandes cosas, pero sí cosas pequeñas con un gran amor”.
Me siento muy feliz y agradecida con Dios por sus manifestaciones de amor en cada momento que ha tenido conmigo, se ha acrecentado en mí el celo misionero y el deseo de salvación de las almas. Agradezco a las hermanas que han sido parte de este crecimiento humano, vocacional y espiritual, especialmente al Gobierno Provincial y a mis maestras la hermana Philly Llanos y la Hermana Dianys Bohórquez, y a la comunidad del prenoviciado MAB.
“No podemos hacer grandes cosas, pero sí cosas pequeñas con un gran amor”
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