Un saludo fraterno a cada una de ustedes queridas hermanas, soy la Prenovicia de primer año Ana Kaele de Sousa Silva, nací en el Municipio de Palmerais - São Francisco do Maranhão (Brasil), espero que se encuentren muy bien, realizando la misión confiada a ustedes por Dios.
Desde mis 7 años de edad ayudaba en las actividades de la Parroquia que se llama San Francisco de Asís, participaba del coro de los niños, era una actividad que hacía con mucha alegría y gozo porque siempre me ha llamado atención la parte musical, después a los 13 años empecé a administrar el coro de los niños, con ensayos, presentaciones en la parroquia, los llevaba a cantar a otras parroquias, después mi Párroco me hizo me invitó a participar en una formación para trabajar como asesora de la Infancia Misionera, y pronto empecé trabajar con los niños de la Santa Infancia, llevando a cabo todos los encuentros sugeridos por el guion, y una vez al mes hacíamos Misión, llevábamos un mercado para los enfermos, dando a los niños la oportunidad de poder ser pequeños grandes Misioneros. En mi Parroquia también colaboraba con otras actividades; Liturgia, canto, Pastoral juvenil, Rosario de las mujeres, Santas misiones populares y encuentros de calles.
Sentí el llamado de Dios a los 15 años cuando participé de un congreso Diocesano, era un evento en que estaban presentes muchas religiosas, de diferentes Comunidades, y en este día me llamó la atención la alegría y espontaneidad de las Religiosas y yo pensaba: “quiero vivir como ellas”. Podía sentir en mi interior un deseo profundo de crecer en perfección y santidad, permitiéndome rechazar las alegrías efímeras que el mundo me ofrecía, para recibir la felicidad plena que solo Dios ofrece. Era una alegría inexplicable; pero yo no sabía lo que debía hacer, entonces Dios fue colocando personas que me fueran ayudando a descubrir por donde caminar.
Un día fui invitada a participar de un encuentro Vocacional de las Hermanas Josefinas, pero en este encuentro una Joven que también participaba me dijo que yo no tenía Vocación, pero yo no comprendía todavía lo que era vocación, entonces lloraba y decía a mi tía que yo tenía la vocación para ser Religiosa. Mi tía me decía que la Vocación era un regalo de Dios, pero yo no comprendía. Entonces en confesión dije al Párroco de esa inquietud, y pronto empezamos a tener encuentros cada 15 días, y fue aclarando mis dudas, entonces inicié un proceso vocacional con una comunidad religiosa. Con el pasar del tiempo me di cuenta que no me identificaba con el carisma y no continúe mi proceso.
Conocí de forma virtual la Congregación de Hermanas Misioneras de Santa Teresita del Niño Jesús, me llamó mucho la atención los diversos campos de trabajo en que las Hermanas se proyectaban, su Carisma Misionero y Espiritualidad Teresiana. Sentía en mi corazón el fuerte deseo de servir al Señor a través de esta Congregación y Carisma. Por la página de la Congregación entré en contacto con las Hermanas Misioneras Teresitas, y el 14 de diciembre de 2020 empecé mi proceso Vocacional de forma virtual, dando paso para hacer la experiencia el 13 de noviembre de 2021 en Medellín Colombia.
En estos tres meses de formación me he sentido plena, feliz, realizada y en familia. Esta experiencia ha sido de mucho crecimiento personal, comunitario y espiritual. Este tiempo me ha ayudado a ser más consciente de la grandeza del regalo de la vocación que Dios me ha dado, de la responsabilidad y el amor que se debe tener para salvar almas.
En nuestra Congregación encuentro el carisma con el que mi alma desea ser Misionera con la espiritualidad de Santa Teresita, a quien admiro, por la sencillez en su corazón y el deseo de hacer todo desde lo más pequeño.
Me abandono en las manos del Señor. Él que es el Divino Alfarero siga moldeando mi vida, conforme a la voluntad de Mi Padre Dios.
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