Mi nombre es Deisy Nataly Fonseca alba tengo 21 años de edad, nací en el municipio de Toca/Boyacá, dentro de un matrimonio católico, mi madre Rosa Marlen Alba Rojas y mi padre Nelson Rodrigo Fonseca Camargo se encargaron de inculcarme la fe. Mi mamá nos enseñó a mi hermana y a mí desde niñas, a practicar actos de piedad, el amor a Dios y a la Santísima Virgen María, a través del rezo del santo rosario.
A la edad de 7 años cuando terminaron las clases y me encontraba caminando de regreso a mi casa, surgió una idea en mi pensamiento “la de ser religiosa”, ese preciso instante quedo grabado en mi memoria, aun lo recuerdo muy bien. Me encontraba en un recogimiento profundo, en ese momento yo no comprendía lo que pensaba, porque aún no tenía idea de lo que era esto por mi corta edad, pero iba conversando muy amenamente con Jesús y María a quienes siempre me gustaba exponerles mis pequeñas inquietudes y contarles los dolores de mi alma, ese día sentí la necesidad de hacer algo diferente con mi vida, sentía que la Virgen María me pedía que me convirtiera en religiosa, yo no entendía mucho de eso, creo que nunca había visto una religiosa personalmente, pero mi mamá se encargaba de leernos las historias de algunos santos, así que esto motivaba mi idea de servir a Dios y ser mártir por amor al nombre de Jesús como ellos.
Siempre guardaba en mi corazón la idea de no ofender a Dios desde lo más mínimo, fui una hija obediente y buena estudiante, con el tiempo fui olvidando estos deseos de convertirme en religiosa. Cuando estaba estudiando en el colegio manifesté mi inquietud de ser religiosa a mis papas, tenía 14 años, a mi papá no le gustó la idea me dijo que para ello se necesitaba mucha valentía que yo no tenía, me quede un poco triste, por un tiempo lo olvidé, aunque en los trabajos del colegio cuando nos pedían escribir ensayos sobre nuestro proyecto de vida siempre manifestaba dos caminos que me gustaban para mi vida, el de convertirme en religiosa para ayudar a las personas en su salud espiritual o ser doctora para ayudar a las personas en su salud física. Finalmente cuando terminé el colegio, inicié mi formación técnica en enfermería y estando realizando mis estudios, mi hermana Laura conoció la comunidad de Hermanas Misioneras de Santa Teresita Del Niño Jesús, quienes fueron a nuestra casa para iniciar el proceso de discernimiento vocacional en febrero del 2021 con mi hermana, pero fue gracias a la motivación de mi papá que yo también decidí iniciar el acompañamiento con ella, cada etapa del proceso me parecía muy profunda, me hacía reflexionar bastante sobre mi vocación y todo lo que parecía importante para mí ya no lo era, podría decir como san pablo “ pero gracias a lo que Cristo hizo por mí, ahora pienso que no vale la pena lo que antes considere de valor. Y más: Juzgo que todo está perdido frente a la sublimidad del conocimiento de Cristo Jesús, señor mío, porque todas las cosas las perdí, y las tengo por basura para ganar a Cristo", (filipenses 3,7-8).
La comunidad de Hermanas Misioneras de Santa Teresita me brindó el espacio de conocer su estilo de vida, en una convivencia en nuestra casa de formación del prenoviciado y la casa provincial de Bogotá donde me sentí profundamente atraída por el amor de Dios, posteriormente me invitaron a participar de la misión de navidad donde conocí más la vida misionera.
Cuando yo era niña creía que solo existía la vida contemplativa, esto me hacía resistirme a ser religiosa porque quería estar al servicio de Dios, pero de una manera un poco más activa, aun así, en mi corazón guardaba el deseo de consagrarme a esta vida que me proponía Jesús. Cuando conocí la Comunidad de Hermanas Misioneras De Santa Teresita, me llamo mucho la atención el trabajo que realizan, que actúan en diferentes campos de misión, que es tal como lo dice el Papa Francisco “una Iglesia en salida”, "una Iglesia con las puertas siempre abiertas", esto me motivó a tomar la decisión de decirle si a Cristo, de tener sed de anunciar el amor misericordioso de Dios, de hacer fértil la tierra estéril para que dé fruto en abundancia.
Doy gracias a Dios por permitirme ser parte de nuestra Congregación y con alegría y confianza en el Señor, sigo tras las huellas de Jesús, mi Maestro, amigo y compañero de camino, en compañía de mis formadoras y compañeras, en la nueva familia que el Señor me ha regalado.
"con alegría y confianza en el Señor, sigo tras las huellas de Jesús, mi Maestro, amigo y compañero de camino"
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