Blog de Espiritualidad Teresiano
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Prenovicia Kelys Johana Areiza Pereira

Soy la Prenovicia Kelys Johana Areiza Pereira, tengo 28 años, natal de Caucasia – Antioquia, lugar donde he vivido los mejores momentos de mi vida, vengo de una familia católica cristiana conformada por mis padres John Wilson Areiza Herrera y Ana María Pereira Rico y mis dos hermanos Wilson Darío Areiza Pereira, Karen Viviana Areiza Pereira y yo siendo la menor de los tres hijos.

Luego de haber vivido un retiro de conversión y de iniciar un proceso como misionera en una comunidad laical, me iba enamorando de la misión y entrega total de las religiosas que conocía y me motivaban a indagar más sobre la vida religiosa. Participaba diariamente en la Santa Eucaristía y en la hora santa los jueves, en la medida de mis posibilidades. Motivada por dar lo mejor de mí, trataba de ayudar y servía en las distintas pastorales de la parroquia como lo son el coro, proclamadores, grupo juvenil y demás actividades, en las cuales me di cuenta que nuestra iglesia necesitaba de muchos obreros para tanta mies.

Con la ayuda de mi párroco en la parroquia San Miguel Arcángel en Caucasia, intentando encontrar respuestas a mis inquietudes y queriendo hacer la voluntad de Dios, hice un discernimiento, descubriendo la vocación en la cual pudiera ser feliz y entregarme al servicio con todos mis dones, cualidades y defectos.

Con la inquietud de saber a qué congregación acercarme y luego de haber leído “historia de un alma” de Santa Teresita del Niño Jesús; animada por ser como ella, tratando de vivir una vida desde la pequeñez, pero con grandes actos para la gloria de Dios, el Señor me mostró el lugar donde podría acercarme y encontrar una guía que me trajera al mejor momento de mi vida; por tal motivo me acerqué a la casa de las Hermanas Misioneras de Santa Teresita en la localidad de Caucasia manifestando mi inquietud y deseos de conocer más sobre ellas y poder comenzar un proceso en el cual pudiera descubrir mi verdadera vocación y en el cual pudiera descubrir con firmeza lo bonito de servirle a Dios con total entrega.

 Inicie el proceso de discernimiento vocacional con la Hna Martha Lucia Jiménez, por mi situación familiar y económica me tardé un poco en el proceso ya que no me decidía a realizar el cambio radical que me pedía el Señor que hiciera en mi vida, pero que al final pudo el amor que le tenía a Dios; ella me acompañó con paciencia, amor y entrega, enseñándome lo bonito, grande e importante que es el escoger a Dios sobre todas las cosas; ayudándome a descubrir que así como iba a encontrar en este camino momento de felicidad, también, me encontraría con momentos de dificultad pero que en Dios y de saber que estaba haciendo las cosas bien, iba a encontrar la tranquilidad que me ayudarán a seguir en este camino sin desistir; por eso enamorada de Jesús, de la Virgen María a quien me he consagrado y que ha sido quien me ha guiado junto con Santa Teresita del Niño Jesús, por este caminito de la infancia espiritual para poder entregarme toda a su servicio, luego de todas las experiencias de vida que el Señor me ha permitido vivir, como el compartir con jóvenes, niños, familias que tienen sed de Dios y que piden a gritos lleguen más misioneros que les lleven la palabra y compartan lo bonito que Jesús ha hecho en sus vidas, tomé la decisión de iniciar el proceso en nuestra casa de formación del prenoviciado MAB, donde luego de haber iniciado me he llenado más de la presencia de Dios en mi vida, el conocer la comunidad y permanecer con alegría en este proceso.

Finalmente doy gracias a Dios por haberme escogido para tan bonita vocación en la cual sé, seré feliz en cada momento; a mi familia que me ha apoyado en todo momento, a cada persona que antes y después de conocer mi proceso me han acompañado y han permanecido conmigo en oración ayudándome a fortalecerme cada día y a mis formadoras y hermanas que me han ayudado a avanzar en este proceso de seguimiento a Jesús. Con la Iglesia universal, pedimos al dueño de la Mies, envíe muchos obreros a su mies y con el profeta Isaías, proclamo: “Heme aquí Señor, envíame a mí”. Is 6,8.

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