Sin duda lo que les comparta es un pequeño abrir de bocas para darles a conocer lo que es de mí experiencia en este año 2022. Al iniciar mi proceso vocacional lo veía muy lejos, ahora que estoy en el campo de acción se está pasando muy rápido. Bien, estén atentos porque esto es una parte del tesoro que Jesús comparte día a día conmigo.
Soy una joven de nacionalidad guatemalteca, hace 5 años llegó Jesús a mi vida con la invitación a seguirlo. Dejando las redes en la barca decidí responder a su llamado. Aquí estoy después de 3 años caminando tras sus huellas. Nos encontramos en el segundo año de noviazgo. Siguiéndole a los lugares donde me quiera llevar. Ahora nos encontramos en la ciudad de Barranquilla- Atlántico (Colombia) donde realizo mi segundo año de noviciado. Con la comunidad realizamos principalmente el apostolado educativo; para mí es encontrarme con Jesús niño, tierno, sencillo, alegre, ese niño que cautiva más y más mi pequeño corazón. Veo a Jesús adolescente que busca encargarse como todo un hombre de las cosas del Padre. Está Jesús joven que quiere amar y ser amado sin saber cómo hacerlo, pero también como adulto, que quiere ser comprendido y enviar al mundo más pescadores de hombres.
Sé que estamos juntos en esta misión, donde me ha dado una comunidad acogedora, donde busca en todo momento la gloria de Dios. Para mí, han sido pequeños meses llenos de aprendizaje. Le he sentido tan cerca, detallista, lo cual se vuelve en mí una fortaleza para seguir caminando a su encuentro con seguridad y firmeza. La clave ha sido, buscarlo en esos momentos que como novios necesitamos, de diálogo, escucha y amor.
La parte más fuerte de esta experiencia es ver cómo “el Amor no es amado”, en palabras del pobre de Asís; mi corazón se hace pequeño y débil cuando veo la miseria del hermano que no sabe qué es el amor verdadero; porque nunca ha recibido afecto, un te quiero, o escuchado las palabras como: “aquí estoy”, “cuenta conmigo”, “me importas”. Es ahora donde comprendo al Venerable Miguel Ángel Builes nuestro Padre Fundador, cuando cuenta la necesidad del pan material y espiritual que ve, en aquellas personas de su tiempo, pues yo digo ahora también las hay. Siguiendo la espiritualidad propia que nos identifica, quiero como Teresita ser manifestación, testigo y testimonio del amor de Dios para con todos. Aunque eso signifique, remar contra corriente. Si es el querer de Dios, lo quiero también.
Para aquellos que dicen que estoy loca por seguir a Jesucristo, les daré motivos suficientes para que tengan razón. Yo me enamoré del crucificado “el Loco” por amor, sí. Ha dado su vida hasta la locura de la muerte en cruz por ti y por mí, pero más loco aún, porque sigue vivo sufriendo a causa de nuestra indiferencia ante todo aquello que va matando el alma y, aun así, Él sigue amándonos. Yo quiero sufrir con Él y tú ¿qué esperas para seguirle?
Por último y más importante, agradezco a Dios por mi vida, vocación y misión; por mi familia el regalo que Él me concedió, también por mis Hermanas espirituales, por ti que lees esto, gracias por leerlo hasta el final. Que Cristo Resucitado sea glorificado en ti, por favor no le hagamos sufrir más. Déjate amar y amale.
Déjate amar y ámale
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