Con Mons. Builes vamos por todo el mundo a predicar con otras creaturas. Mc 16, 15
A un lustro de cumplir 100 años de fundación, los misioneros de Yarumal, junto con el sentir de la Iglesia acompañada por el papa francisco, queremos encarnar el trabajo evangelizador y de primer anuncio con el cuerpo de la sinodalidad; palabra tan desteñida en los últimos meses por exceso de uso, pero tan retadora para aplicarla al proceso evangelizador que comenzó desde los mismos orígenes de la Iglesia.
Como primer tema presentado por los Misioneros de Yarumal (3 de julio de 2022 a 3 julio 2023) para celebrar estos 100 años de evangelización, se ha propuesto a la misión ad gentes y el primer anuncio como reflexión. Propongo hacer de la cita de Mc 16, 15, que ilumina este año de celebración, una máxima sobre el trabajo sinodal que hemos estado haciendo durante muchos años en los diferentes contextos a los que nos ha enviado la Iglesia.
Por gracia de Dios hemos acompañado los procesos de iniciación cristiana y conformación de comunidades en los continentes latinoamericano, africano, asiático y europeo.
Pero “comencemos por el principio”, como inicia el testamento espiritual de monseñor Builes: ya desde la posada el Contento y los 7 primeros niños, la sinodalidad comienza a tomar forma al incluir, no solo a los padres de la diócesis de santa Rosa de Osos como cofundadores sino también a las hermanas terciarias capuchinas, quienes, con la maternidad espiritual a flor de piel, daban su toque y compañía en el naciente seminario de misiones. Sin olvidar a las dos mujeres yarumaleñas que dieron su aporte (la una, su anillo de matrimonio, la otra, 10 pesos oro) para comenzar la empresa misionera. Aquí resaltamos una de las características de la sinodalidad: caminar juntos mirando un mismo proyecto.
En un segundo momento, se me antoja resaltar la fundación de las Teresitas Misioneras y Contemplativas y las Hijas de Nuestra Señora de las Misericordias. La fuerza incontenible del espíritu en Mons. Miguel Ángel lo lleva a proponer a jovencitas comprometidas, una fundación apatronada por Santa Teresita del Niño Jesús. Nacen las Teresitas misioneras.
Otra característica de la sinodalidad es dejar que el Espíritu de Dios, que es la unidad entre el Padre Dios y el hijo Jesús, continúen su obra de hacer de todos, una sola cosa en Dios. Es el mismo Espíritu el que sigue inspirando a nuestro fundador para extender las alas evangelizadoras con nuevas fundaciones para el trabajo pastoral y de primer anuncio. Funda también Teresitas contemplativas e hijas de Nuestra Señora de las Misericordias movido por el mismo fuego incontenible.
En tercer momento, quisiera recordar a Mons. Gerardo Valencia Cano como portador del espíritu fundacional con énfasis sinodal. Después del Vaticano II se convence, de tal manera, de ser uno con el proyecto de Jesús movido por el espíritu renovador de la Iglesia, que en una de sus oraciones “con Dios en la madrugada” escribía: “Gracias, porque yo soy tan pueblo como un gamín, como un chofer,
como un campesino, como un estudiante, como un pobrecito cualquiera.” Que mejor manera de encarnar la sinodalidad que como cuerpo de Cristo, como pueblo de Dios, como negro entre los negros e indio entre los indios.
Para concluir, quisiera recordar esa frase de San Juan Crisóstomo: “la Iglesia tiene nombre de sínodo”
En este corto viaje en común (que es otra definición de sinodalidad), vemos la mano de Dios que inspira a un hombre convencido de que la Iglesia debe ser una como lo es la Trinidad. Vemos las obras surgidas del deseo de hacer que todas las cosas sean una en Jesús. Vemos la locura del evangelio en todo su furor en personas concretas que se hacen pueblo con el pueblo, caminan con él, trabajan con él, viven con él, sufren con él.
“Con Mons. Builes vamos por todo el mundo a predicar con otras creaturas.”
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