La Iglesia es como un hermoso jardín donde cada plantita hace que se muestre la expresión de la belleza del Creador como testigos del Reino de Dios en un mundo nuevo. Teresita nos dice: ”La naturaleza me enseñó que todas las flores son hermosas, y que la rosa y el lirio no le quitan a la humil- de violeta su perfume ni a la margarita su encantadora sencillez. Si todas las flores quisieran ser rosas, la naturaleza perdería su gala primaveral y los campos ya no se verían esmaltados de florecillas… eso mismo sucede en el mundo de las almas, que es el jardín de Jesús. Dios ha querido crear grandes santos, que pueden compararse a los lirios y a las rosas; pero ha creado también otros más pequeños y estos han de conformarse con ser margaritas o violetas destinadas a recrear los ojos de Dios”. Nuestra patro- na nos invita hacer oración con nuestra hermana naturaleza; que la mire- mos, la contemplemos y la respetemos; de la misma forma cuidar la casa común y asombrarnos del rostro de Dios en todo lo creado.
En la Congregación y la Provincia nos encon- tramos en un estado de RENOVACIÓN y solo Cristo Resucitado nos lleva a vivir con gran es- peranza el proceso de reconstrucción de la ca- sa. Debemos ver la historia congregacional desde un momento germinal, como la casa co- mún que debemos salvar todas, con nuestra calidad de vida a la cual estamos llamadas desde nuestra espiritualidad, al hacer extraor- dinariamente bien las cosas ordinarias, por pequeñas que sean.
Hna. Luz Marina Almeida A. Misionera Teresita. - Superiora Provincial
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