GRATITUD a Dios por los 91 años de fundación de nuestra amada Congregación y fraternal invitación a vivir con esperanza esta nueva Pascua de Resurección que nos regala el Señor.
GRACIAS Jesús Resucitado por la presencia misionera de nuestro Instituto en la Iglesia, donde estamos listas para la siembra en los campos extensos que nos esperan para transmitirles con fuerza que Cristo vive, manifestándolo con la alegría y la ayuda mutua.
GRACIAS por la vida de nuestro fundador y por cada una de las que conformamos esta linda congregación, por permitirnos escribir una etapa más en la historia de la Iglesia, desde una obra que crece como un árbol frondoso, ahora con un significativo número de vocaciones, y con el gran deseo de ser santas como nos soñaba el fundador. Santa Teresita nos anima a seguir echando raíces fuertes para tener hondura en nuestra espiritualidad.
Que el gozo y la paz que nos trae la Pascua de Resurrección nos acompañe y permanezca en cada una de nosotras y en cada comunidad local, para que en medio de la incertidumbre que estamos viviendo seamos mensajeras de esperanza y de alegría pascual. Que tengamos la dicha de encontrarnos con el RESUCITADO, con la certeza de que todo va a salir bien y que después de esta prueba de la noche oscura, sentiremos la presencia del Resucitado que nos dice: “No tengan miedo yo he vencido el mundo.”
Estamos llamadas a ser luz y fuerza del Espíritu para los que se sienten desprotegidos y desamparados.
Ha RESUCITADO, animándonos a hacer de nuestras vidas expresión del servicio generoso en medio del dolor de los hermanos más necesitados, que atraviesan en estos momentos, en el mundo entero, la precariedad y el desamparo. Como fruto de la Pascua hagamos realidad el compromiso con nuestra historia personal, comunitaria y social, en unidad con el mundo entero, y no nos cansemos de pedirle a Cristo Resucitado: que encontremos en Él la salvación que buscamos, que sea Él la vida de quienes serán sus discípulos en el curso de la historia y de quienes han de confesar que las sombras que ahora nos cubren, se convertirán en luz inextinguible que anuncie al mundo su victoria, que después del silencio del sepulcro y en medio de la contingencia que vivimos, en El hay esperanza, en su corazón está la fuente de la verdad y la alegría, y en su amor está la vida y la verdad. A esto estamos llamadas Misioneras Teresitas, a sembrar amor y esperanza, y así poder recrear estos 91 años de caminar en el corazón de Dios y de los hermanos.
Nuestro amado Fundador nos dice: “Sursum Corda” arriba corazones Teresianos