Desde la Postulación del Venerable propongo para este Año la tarea de identificar, conocer y ahondar en la riqueza de los escritos inéditos del Venerable Fundador.
Nos acompaña en este objetivo la Comisión Histórica que los estudio como parte del Proceso Diocesano, conformada por Monseñor Héctor Urrea Hernández y el Padre Santiago Calle Roldán. Nos dicen...
Muchos filósofos, teólogos y científicos han dedicado gran parte de su vida a estudiar el tiempo. Es suficiente navegar un poco en Internet y podremos satisfacer curiosidades sobre el tema. La Sagrada Escritura dice que “todo tiene su tiempo” (Qo 3.1-4; 11)... Podemos dividirlo en dos partes, de manera básica: el tiempo de Dios (kairos) y el tiempo humano (kronos, de donde deriva la palabra “cronológico”, la sucesión del tiempo).
Nací en una familia de diez hijos y yo soy la última. Soy de Costa de Marfil, país africano, Mi mamá me contó que fue mi hermana mayor la primera que tenía este deseo de ser religiosa, pero desafortunadamente ella murió sin realizarlo; yo no la conocí, pues no había nacido.
Mi familia no era totalmente cristiana, mi mamá era la única cristiana, mi papá no. Mi mamá fue quien nos bautizó. Éramos cristianos de domingo.
Vamos a destacar algunos de los rasgos humanos y espirituales más sobresalientes de su personalidad, de su identidad creyente y misionera, poniéndolos en relación con la Trinidad, con ese Dios cristiano, misterio y manantial inagotable de comunión y de amor.
“Tened ceñida la cintura y encendidas las lámparas... Dichosos los criados a quienes el señor, al llegar, los encuentra en vela...” (Lc 12, 35-38). Confianza en Dios y servicio suyo van estrechamente unidos en Francisco.
“... pues Dios levanta y esfuerza a los humildes” (C 90, 373). A pesar de sus ricas y numerosas cualidades humanas, Javier vive una humildad impresionante, humildad que no tiene nada de fingido o ficticio, apoyada siempre en su honda experiencia espiritual, en un sentido fuerte de la trascendencia y de la misericordia de Dios.
Soy Hermana Flora Illelui Yabi, salí de una familia religiosa, cristiana católica. Mi historia vocationel empezó cuando desde niña mi tío sacerdote llegaba a visitarnos, su testimonio de vida permitió que yo sintiera el deseo de ser cómo él.
Soy Pamela OKAINGNI, Misionera Teresita por pura bondad de Dios. Voy a contarles un poco lo de mi vocación. Doy infinitas gracias a Dios por lo que soy hoy porque en su grande misericordia, el Señor ha puesto su mirada tierna sobre mi vida, también gracias a mi familia religiosa por abrirme las puertas del instituto;
Desde niña sin saber nada de la vida religiosa, decía a mi mama que iba a construir un internado donde recibiría a los huérfanos y pobres, que no iba a dar a luz. Ella toda brava me prohibía volver a pensar en eso. Más tarde soñé y me vi jugando con los niños y estaba en hábito de monja y les conté.
Las hermanas Teresitas llegaron hace 15 años, a Wacuco (centro de formacion) a los pocos años el Padre Pablo Kasuboski, (gringo) construyo la casa detrás del templo. Se ven las huellas de las hermanas anteriores a quienes les toco partir casi de cero.
Esta comunidad mantiene su memoria, y sus habitantes tratan de rescatarla a través de su propia cultura, su vida cotidiana, y sus tradiciones. sus habitantes son personas sencillas con rasgos indígenas que habla de sus propias raíces, son celoso de lo que poseen y lo demuestran en sus formas de vida tanto familiar, social, comunitaria...